BARRENDEROS
El amor al
trabajo, a la obra bien hecha, existe en todas las profesiones. Pero sobre todo
cuando se hace libremente; sin tener inspectores-capataces delante “que miran
mucho y luego ellos no hacen nada”.
Estaba en mi
balcón en un día de aislamiento, observando el poco movimiento que había en la
calle cuando de pronto veo a estos dos barrenderos como afanosamente venían
realizando su trabajo. Uno con una pala y un recogedor iba cortando por todas
las esquinas del acerado, los hierbajos que salen entre sus rendijas. Después,
otro los recogía con su escoba y pala y
los iba echando al enorme cubo que llevaba su bicicleta. Dignos, sin duda de
ver, de aplaudir y si pudiéramos, por parte nuestra, premiar.
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